domingo, 28 de febrero de 2016

DE EXTERNALIZACIONES Y EFECTOS COLATERALES

Dedicado a mis compañer@s del máster,
que tantas veces me preguntan al respecto.

            Uno de los términos mas pródigamente empleado durante este módulo de gestión es el de externalización o outsourcing. Este procedimiento sólo o bien combinado con una laboralización del personal tradicionalmente estatutario, ha venido a ser la panacea de la nueva gestión sanitaria de estos últimos años. Pero, como también sucede con los más rompedores medicamentos, esconde algunos importantes efectos colaterales que suelen ponerse en letra pequeña para no desmontar el invento.
            El próximo 5 de marzo se cumplirán 2 años del despido de 18 profesionales sanitarios (10 Médicos del Trabajo y 8 Enfermeros) que la ONCE llevó a cabo como primer avance de la externalización de la Vigilancia de la Salud de su Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. De ellos, 7 médicos y 6 enfermeros pertenecían a los Servicios de Salud Laboral de dicha institución en Andalucía, lo que supuso el desmantelamiento de los mismos en Jerez, Algeciras, Córdoba, Jaén, Huelva y Almería, quedando con funciones preventivas mínimas los de Cádiz, Málaga, Sevilla y Granada, en cuyo servicio trabajaba yo.
            Las razones aducidas por la ONCE en las cartas de despido fueron motivos técnicos y administrativos, justificando la decisión de la amortización de plazas a la duplicidad de servicios que se había producido al externalizar previamente la Vigilancia de la Salud a la Sociedad de Prevención FREMAP cuatro días antes (1 de marzo de 2014).
            Lejos de estudiar el impacto personal que un despido de estas características podría suponer para unos profesionales en la recta final de sus vidas laborales (todos ellos con más de 25 años de servicio, contratados tras superar una convocatoria pública de empleo con pruebas selectivas y en un tramo de edad comprendido entre 55 y 60 años), la ONCE no tuvo ningún reparo en aplicarles la Ley 3/2012 de 6 de julio sobre Medidas Urgentes para la Reforma Laboral, lo que implicaba una indemnización de 20 días de salario por año trabajado con el límite de una anualidad. La mayoría de los trabajadores tuvieron que apelar al Juzgado de lo Social correspondiente, si bien fueron conciliando condiciones algo más ventajosas antes de llegar a juicio. Fui el único que no concilió. Entré a juicio y tuve una sentencia de despido improcedente, que según nuestra legislación ofrece al empleador (¿?) la opción entre la readmisión o indemnización en mayor cuantía (consistente en 45 días de indemnización por año trabajado con tope de 3 anualidades). Evidentemente no me readmitieron…
            ¿Cómo pudo éticamente una entidad como la ONCE (beneficiaria de la solidaridad económica, social y humana de todos los españoles; premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2013; cuyo máximo dirigente en Andalucía ostentaba la condición de Hijo Predilecto de la misma en 2013) tratar a algunos de sus más queridos y respetados profesionales con esa frialdad economicista?
            ¿Cómo se pudo aducir razones de mejora en la Vigilancia de la Salud de los trabajadores cuando era evidente que se pasaba de unos servicios propios muy experimentados a un Servicio externo masificado y generalista como el de FREMAP? ¿Dónde se tuvo en cuenta que los trabajadores de la ONCE son en su mayoría T.E.S. (trabajadores especialmente sensibles) por la condición mayoritaria de minusválidos, según la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales y, por tanto, la conveniencia de Servicios de Vigilancia de Salud propios y muy especializados?
            Efectivamente hubo duplicidad, pero creada a propósito y aún así: ¿por qué no se nos integró en los Servicios Médicos de FREMAP? ¿Dónde estaban los Comités de Empresa para defender los derechos de los trabajadores cesados y los de los que se quedaban sin Servicio de Salud Laboral propio ? ¿Dónde la Consejería de Salud que acredita y autoriza los Servicios de Salud Laboral y, por ende, su extinción? ¿Dónde el Consejo de Protectorado de la ONCE, órgano rector independiente formado por miembros de distintos ministerios, que supervisa las actuaciones de entidades como la ONCE? ¿Puede emplear medidas economicistas una institución que no puede tener pérdidas? (Recuérdese que la ONCE es "una organización de carácter social, que cumple funciones delegadas por la Administración del Estado" y cuyos posibles déficits son cubiertos por los Presupuestos Generales del Estado según acuerdo recogido en la disposición adicional cuadragésima de la Ley 39/2010 con vigencia indefinida).
            De toda aquella pesadilla recuerdo como lo peor el haberme sentido objeto, cosa. La “cosificación” de las personas, no tener en cuenta que los seres humanos son fines en sí mismos y nunca medios para otros, para las organizaciones o para el mercado, es el efecto colateral más importante de la externalización de las empresas o servicios. No conozco director o gerente de empresa u organización que no presuma diciendo que su personal, su material humano, es lo más preciado y precioso que tiene. Lo han aprendido bien en las Escuelas de Negocios. Sin embargo, pocos son los que lo recuerdan en el momento de externalizar o reducir la plantilla a mínimos.
Negociar, negociar y negociar. No cabe otra. Y en los momentos de desánimo, aprovechar las armas de una de las mejores empresas en publicidad de España. ¿Quién no recuerda aquel maravilloso slogan de la Fundación ONCE para motivar a su colectivo? Pues eso: “No te rindas nunca”.(1)


miércoles, 24 de febrero de 2016

¿Y ahora quién tiene el poder?

¿Y ahora quién tiene el poder?


Mucho se ha dicho sobre las nuevas formas de gestión “participativa” en todos los ámbitos sociales, y la verdad sea dicha, en gran parte de los países se han llevado a cabo iniciativas para vincular a la ciudadanía en la toma de decisiones concernientes a su salud, aún en casos donde el contexto político es complicado.   También podría pensarse que es el caso de la salud pública, o al menos que lo es en los países más democráticos y con mayor acogimiento a los principios constitucionales. Esto podría traducirse en la máxima de un Estado democrático, el poder es del ciudadano. ¿Pero realmente quién ejerce el poder en la salud?

Pues ya que está de moda hablar en gestión sobre los stakeholders, traigamos a colación los 3 stakeholders principales de esta entrada. Por un lado se encuentran los políticos y formuladores de políticas, que tienen una perspectiva limitada de acuerdo a los planes de desarrollo del gobierno de turno, pero que se han constituido como forma principal de poder. Por otro tenemos a una ciudadanía que varios catalogan como más participativa y por tanto quien debería ejercerlo de forma activa (habrá que ver si su participación es efectiva en todos los casos). Y por último tenemos al stakeholder estrella, ese que todos conocen, del que nadie refuta (o refutaba) y al que todos acuden …el profesional de la práctica médica, o en palabras de Malcolm Gladwell “el conector”1**. Por varios, catalogado como casi santo, es el intermediador entre las necesidades en salud de la población y los planes de la administración pública.

Juega y ha jugado un papel fundamental, y desde varios siglos atrás ha ejercido un rol de poder básico en las sociedades, pero realmente en la actualidad ¿continúa teniendo ese poder?

Si sólo nos enfocamos sobre la capacidad de decisión que tienen los individuos sobre las conductas a seguir que implican su salud podríamos decir que este profesional ha cedido dicho poder, o al menos parte; de igual manera si lo hacemos sólo sobre el control gubernamental, en materia de optimización de recursos y libertad de la práctica, también. Pero debemos parar un momento a pensar bajo quién(es) recae la concepción de lo que es sano o enfermo? ¿Esto no es un mecanismo de poder?  ¿Esto no influye sobre la manera en que ejercen el poder los demás stakeholders? ¿sobre cómo se gestiona la salud?

Aun cuando se tengan políticas que rigen y ciudadanos reclamando y queriendo participar de manera más activa, el profesional de la práctica médica sigue jugando un rol fundamental en la definición de la salud, pues es éste quien legitima frente a la ciudadanía y el mundo científico-técnico “el deber ser” de su salud, por tanto sigue ejerciendo un rol de poder dentro del sistema.

¿Pero cuál es la importancia de este debate? Que la visión mayoritaria sobre lo sano o lo enfermo ha sido esencialmente individualista y del cuerpo como objeto, pero reduce la importancia de las condiciones estructurales que determinan la forma en que se expresa la salud en el individuo, más aun de la forma en que se expresa en el colectivo. No debe olvidarse como dice Orrego que "la potencialidad transformadora de la praxis desde el saber y la práctica sanitaria es mucho mayor que desde otros saberes y prácticas, pues es a través de aquellos que se definen categorías políticas clave como sano/insano, normal/anormal, desde donde se delimita la acción colectiva legítima sobre los cuerpos humanos. […]La potencialidad del saber y la práctica sanitaria radican en que son los campos desde donde se produce la información legítima sobre el cuerpo y su relación consigo mismo [...]2

Es innegable que un grupo importante de profesionales ha cambiado su perspectiva e incluyen ahora los tan aclamados determinantes sociales de la salud, pero la definición de lo que es sano y enfermo, y por ende las decisiones sobre cuando intervenir siguen estando permeadas por la visión de la práctica médica tradicional, que además se sustenta en los avances tecnológicos que siguen reduciendo la salud al contexto individual y de enfermedad. 

Deberíamos llegar al punto en el que la definición de lo sano/enfermo, cuándo y cómo intervenirlo sea un consenso entre todos los “stakeholder involucrados”, que de cabida a una visión amplia y más "incluyente" que la visión biomédica tradicional, pero claro, eso representa otros retos para la gestión en salud que no sé si estamos dispuestos a tomar... Ahora pensemos nuevamente, ¿quién tiene el poder?

**Con profesional de la práctica médica se hace referencia al núcleo de profesionales de diversas disciplinas que interviene de manera directa sobre la salud de los individuos y poblaciones

1.      1.  Gladwell M. The Tipping Point

2.       2. Bello A. Potencialidades del abordaje de la salud en las ciencias sociales a partir de la definición de salud como proceso social. En: Tras las huellas de la Determinación. Coediciones. 2013

jueves, 18 de febrero de 2016

APRENDIENDO A GESTIONAR LA INCERTIDUMBRE

El pasado 6 de febrero se examinaron los aspirantes a MIR (Médicos Internos Residentes) de la actual convocatoria. Este año se ofertan un poco más de seis mil plazas entre un poco más del doble de aspirantes. Para ello tuvieron que enfrentarse a un examen que como  casi siempre ha sido calificado de “raro” y “difícil”. (Desde aquí mi homenaje y reconocimiento a todos los que a través de un duro entrenamiento han llegado a la meta sin desfallecer). Cinco largas horas y doscientas treinta y cinco preguntas de respuesta múltiple, en un momento decisivo de la vida dan mucho espacio para que afloren todo tipo de emociones : desde la alegría por esa pregunta acertada con seguridad hasta la tristeza ante la ignorancia frente a otra, pasando por la desesperación que produce la duda en la mayoría de ellas.
Y traigo a colación esto porque inevitablemente, durante los años de formación como especialistas, estos nuevos aspirantes van a tener que someterse a un largo proceso de maduración personal y profesional donde la incertidumbre y la duda van a ser los únicos compañeros inseparables en el ejercicio cotidiano. Mi experiencia personal, acumulada desde hace bastante tiempo, me ha hecho comprender que madurar y crecer, en todos los aspectos de la vida es asumir la incertidumbre, convivir con la duda, optar por lo menos malo, negociar sin tregua…
Desde esta perspectiva tiene sentido la tan vilipendiada pregunta de este año sobre Juan y Sofía. Para quien no la conozca la resumo: Sofía, una adolescente de 15 años que sufrió un desmayo de tintes neuróticos, es atendida por Juan, un residente del primer año, en Urgencias…Tras la mejoría del cuadro, Sofía pregunta a Juan si puede hacerle una solicitud de amistad en Facebook…¿cuál debe ser la mejor respuesta de Juan?... (Para los que estén interesados les copio este enlace http://verne.elpais.com/verne/2016/02/10/articulo/1455102208_248714.html en donde podrán ver la repercusión de la noticia y que incluso las redes sociales la han acogido con grandes dosis de choteo carnavalesco…)
Pobre Juan si sólo ha incorporado en su formación universitaria el tradicional paternalismo en la relación médico-paciente. Pobre Juan si no ha oído hablar de los principios básicos de la Bioética: el de no-maleficencia, el de benevolencia, el de autonomía y el de justicia. Pobre Juan si no sabe de consentimientos informados, registros de últimas voluntades, limitaciones del esfuerzo terapéutico…Pobre Juan si sigue creyendo en verdades absolutas y se aferra a su posición de poder negando cualquier tipo de negociación…
Pero por otra parte… ¡qué suerte tienes Juan de poder ir incorporando todos esos grandes temas a tu formación y a tu vida!...

Si gestionar es esencialmente tomar decisiones en la incertidumbre: ¡Bienvenido Juan a la gestión, bienvenido Juan a nuestro blog!

martes, 16 de febrero de 2016

Gestión socio-sanitaria. Un enfoque más amplio

"Lo que esperan las personas es lo que cuenta en realidad"
-Teoría de la respuesta- Irvin Kirsch
Como sucede en la película K-pax  (un misterioso paciente de un hospital psiquiátrico asegura venir de un planeta llamado K-pax), donde Prot (Kevin Spacey) no llega a comprender la relación entre médico - paciente, denominándolo como "curiosa distinción humana", el rol que se establece entre experto y aprendiz en las materias de gestión es muy similar; visto de una forma, como una utilidad a la hora de mandar y ser mandado. El planteamiento de este escrito es apreciar las relaciones inter-profesionales en la gestión sanitaria para comprender la igualdad de poder en los roles de mando así como la legitimidad de ese poder.

En lo referido a la gestión sanitaria en España, el enfoque teórico conflictivo se incrementa:

Desde un lado la sanidad pública es de acceso universal, generando una necesidad para la propia sociedad de formar a profesionales cualificados y bien preparados para ejercer. Sin embargo, poco se ha desarrollado el aspecto intrínseco de los propios especialistas sobre la naturalidad de la profesión, enfocado en un modelo de funcionario estatutarios, donde se genera un servicio ventajoso frente a otros sectores y esto puede provocar una espiral de interés económico y poder interminable.

Por otro lado, los propios sistemas sanitarios buscan el máximo rendimiento individual (como ente propio), ya que aun hablando de salud pública, los resultados de los sistemas están marcados por su rendimiento y este se determina por la financiación económica. Es por eso que las competencias entre hospitales son tales que se desconocen los datos sobre los precios a los que compran sus productos, demostrando una lucha desgarradora sobre la industria hospitalaria y farmacéutica; o las diferentes gestiones que se llevan a cabo, en busca de un mayor rendimiento y eficiencia primando los derechos de los trabajadores, los servicios o incluso la universalidad de la sanidad.

 "El mundo actual capitalista tiene como referente el dinero, de todo hace mercancía. Vivimos en un momento de transformación y la ciencia es la punta de lanza" José Luis Sampedro.

Desde el punto de vista educativo, como expresa Lewis Mumford -técnica y civilización- (1934), donde "la militarización de la ciencia, ilustra el contrapunto pesimista a los programas de justicia social y educación en valores auspiciados por la revolución industrial y el Movimiento Moderno", eliminando del sistema la combinación del arte, la creatividad y el razocinio de las personas en su profesión, el capitalismo se adentra audaz, sin tregua y con una profunda vocación humana. El dinero se ha convertido en nuestra nueva religión (dice Sampedro). 

“La Torre de Babel”. Pieter Bruegel el Viejo (1563). Museo de Historia del Arte de Viena (Austria)
La Torre de Babel. Pieter Bruegel el Viejo.
Reflejo de la sociedad del espectáculo, con las iconografías contemporáneas del urbanismo consumista y de ocio.
¿Hasta dónde podemos llegar? 

Según Irvin Kirsch, profesor de Harvard en psicología, el efecto placebo tiene tanta importancia en nuestro cerebro por ser lo que esperan las personas como el acto que se les fuera a hacer. Lo que hace que el sistema de salud mejore y se complete lo conforman la multidisciplinariedad de profesiones que trabajan en ello y no solo la práctica de una de las profesiones por separado. Es más, esa misma práctica, si el paciente es desconocedor de quién la hace y cómo la está haciendo, Kirsch afirma que no mejora de la misma forma. Por ejemplo, el uso de morfina en una persona que no sabe que se le está suministrando no tiene el mismo efecto que si a esa persona se le dice que va a recibir morfina. Es en el segundo caso cuando el efecto se incrementa debido a las conexiones neuronales y a esto se le conoce como efecto placebo, por lo que es esa "espera" de las personas, lo que une con el desarrollo de Prot en K-pax, cuando le explica a los médicos que "todos los seres pueden curarse a sí mismos".

Con la misma relación, ¿por qué pensamos que los gastos de la gestión sanitaria deben estar bloqueados al conocimiento de otros? ¿por qué no se llega a compartir la información y reducir costes? 

Estamos obcecados con que la parte física, la observable, los fármacos y las cirugías son los lugares donde debe ir incrementado la mayor recaudación, sin embargo, nos olvidamos de los 'placebos', saliendo del ámbito sanitario, todas aquellas prácticas personales y sociales que mejoran a la persona y la hacen estar sana.

Como dice Paulo Coelho en El Alquimista:
"Soy como todas las personas; veo el mundo tal como desearía que sucedieran las cosas y no como realmente suceden".

sábado, 13 de febrero de 2016


                     Descentralización e Igualdad sanitaria: compatibles o antagónicas

La Constitución Española  de 1978 reconoció el derecho a la protección de la salud de todos los ciudadanos, a la vez que diseñó una nueva organización territorial del Estado que posibilitaba la asunción por las Comunidades Autónomas (CCAA) de competencias en materia de sanidad, reservando para estas, la regulación de las bases y la coordinación general de la misma.
En 2002 concluyó el proceso de descentralización iniciado en 1981, cuyo objetivo era la obtención de un Sistema Nacional de Salud con autonomía sanitaria en las diecisiete comunidades autónomas españolas.
En este marco, en 2003 se aprobó La Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud[1] (SNS) para asegurar a los ciudadanos el derecho a la protección de la salud y garantizar la equidad, la calidad y la participación social en el Sistema Nacional de Salud .
Esta ultima ley, definió de manera muy genérica el catálogo de prestaciones básicas y comunes a todo el SNS, con responsabilidad financiera de las comunidades autónomas: prestaciones de salud pública, atención primaria, atención especializada, prestación farmacéutica ect[2]...


             El principal problema al que nos enfrentamos, es el de la ampliación del catálogo por parte de las CC AA[3]  no siendo homogénea, reflejando claras diferencias entre las que han añadido bastantes mejoras a las prestaciones básicas y otras que no han añadido ninguna.
Ya desde principios de los noventa, el País Vasco y Navarra se diferenciaban de forma positiva en su catálogo de prestaciones al cubrir la atención dental infantil cuando ninguna otra comunidad lo hacia. Actualmente aún existe una oferta diferente entre territorios traduciéndose en desigualdades en los niveles de salud bucodental infantil.
En cuanto al consumo de tabaco, cada comunidad autónoma implementa sus programas. No en todas las CC.AA se financian los tratamientos farmacológicos. A método de ejemplo, en Navarra, La Rioja, Extremadura y Madrid se financian los productos para la deshabituación tabáquica a toda la población que lo desee, mientras que en Cantabria y Cataluña solo a determinados colectivos.
En España existen tantos calendarios vacunales como comunidades autonómicas. Cada gobierno regional, en función de sus recursos económicos o de sus prioridades, complementa el calendario de vacunación como quiere. Las decisiones tomadas a la hora de concretar qué vacunas sí y cuáles no incorporar al calendario, son principalmente de carácter economicista.
Estas diferencias se pueden explicar en parte por la descentralización, independencia financiera de las comunidades que responden del 90 por 100 del gasto sanitario[5]. Cada Comunidad Autónoma decide según sus necesidades y prioridades sanitarias, la utilización de sus recursos.
Si en 2013 el país Vasco se gastaba 1620.7 euros de gasto sanitario por persona protegida,  en Andalucía se gastaban 1.182,2 euros[6], una diferencia de 27%. Pero gastar más no necesariamente implica gastar mejor y habría que tener en cuenta determinantes sociales como los gastos en educación, protección social y muchos mas parámetros para poder hacer una correspondencia entre los gastos y la calidad de la salud.
Si miramos los informes de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) sobre la Situación Sanitaria en las CC.AA, podemos resaltar que las 2  últimas comunidades  son las mismas en todos los informes, Canarias  y Valencia. Los primeros puestos en los cinco últimos años los ocupan las mismas CC.AA[7] con cambios en las posiciones relativas. La clasificación se lleva a cabo mediante escalas que miden: la financiación, políticas farmacéuticas o la valoración de los ciudadanos a través de criterios como el gasto per cápita, número de camas por habitante, tarjetas sanitarias individuales, gasto farmacéutico o satisfacción personal entre otros muchos.
            Abundantes son las diferencias en la provisión de servicios sanitarios, desde los medicamentos y vacunas, prestaciones ortoprotésicas, la atención con anestesia epidural, la inclusión de las operaciones de cambio de sexo, las listas de esperas....por no hablar de las diferentes formulas privatizadoras de de las CCAA, las cuales han ido en aumento desde los anos 90.

Estas diferencias son obvias, ya que la descentralización política y económica permite a cada CC.AA adaptar los servicios sanitarios a sus necesidades, determinar sus propias prioridades y así mejorar la eficiencia, segun dicen. La equidad e igualdad parecen opuestas con la descentralización. Por lo tanto yo me pregunto si, ¿ se puede conciliar la demanda cada vez mas grande de autonomía en la gestión de las comunidades autónomas en materia de sanidad y la igualdad entre comunidades ?. Como lo hemos visto anteriormente, el SNS busca garantizar una equidad, calidad, seguridad y efectividad mínima de la asistencia sanitaria, que debe ser la misma, independiente del lugar de residencia de los ciudadanos. Pero habría que plantearse si esos requisitos mínimos son suficientes o no. Si no se puede exigir la homogeneidad de todas las CC.AA respetando sus autonomías y personalidad juridica, economica, presupuestaria y patrimonial, sí se pueden revisar y mejorar los requisitos comunes del SNS para evitar que poblaciones de ciertas CC.AA se vean perjudicados frente a los de otras, implantando medidas de regulación y ampliando los criterios básicos requeridos para mejorar de esta manera los servicios mínimos y por tanto disminuir las desigualdades entre ellas. Asi mismo dentro del Ministerio y con la participacion de todas las CCAA, existe el consejo territorial de sanidad con la finalidad de promover la cohesion y la calidad del sistema, pero que parece ser, es un organo fantasma del sistema.


[1] (Ley 16/2003, de 28 de mayo),
[2] Desigualdades territoriales en el Sistema Nacional de Salud (SNS) de España
[3] Comunidades Autónomas
[4] Vacuna antineumocócica
[5] Informe 01|2010 Desarrollo Autonómico, Competitividad y cohesión social en el sistema sanitario. http://www.ces.es/documents/10180/18510/Inf0110
[7] P. Vasco, Navarra, Aragón, Asturias, C y León

martes, 9 de febrero de 2016

¿Conflicto de intereses?

Cuando la acción militar tiende la mano a la ayuda humanitaria. 

El pasado jueves 4 de febrero, la organización Médicos Sin Fronteras explicaba porqué decidió no acudir a la Conferencia de Donantes de Siria, bajo un comunicado de su directora Vickie Hawkins. “Un lobo con piel de cordero”, así refiere Hawkins a la Conferencia que daba cita en Londres a varios jefes de Estado, ministros y al Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon. El pretexto, reunir fondos para cubrir las necesidades humanitarias y abordad la crisis en Siria.
Más de 60 países, y una promesa ambiciosa de recaudar 9.000 millones de euros. La conferencia apuntaba unos objetivos admirables: mejorar la educación y los medios de vida de los refugiados sirios, abordar la seguridad y protección de los civiles en el interior del país y recaudar importantes cantidades de fondos. Se habló de una esperanza para el mañana: “acceso a la educación y más de un millón de empleos para refugiados”, prometió David Cameron, primer ministro británico; “no habrá una generación perdida por la crisis siria”, afirmó Erna Solberg, primera ministra noruega y coorganizadora del evento.
Pero al margen de la conferencia, Hawkins apunta que algunos de los organizadores pese a presentarse como pacificadores y proveedores de ayuda, están participando en el conflicto bélico. Hace sólo unos meses, el Parlamento Británico ampliaba sus ataques aéreos hace unos meses. El propio Cameron, anfitrión de la Conferencia, afirmó que el Reino Unido está utilizando la ayuda como un resorte más para perseguir sus objetivos políticos: acabar con Assad y también con el Estado Islámico.

Médicos Sin Fronteras decidió no asistir a la conferencia en la creencia de que representa un riego para que las organizaciones humanitarias sigan siendo percibidas como neutrales e independientes

Cuando la ayuda humanitaria y la acción política y militar se ofrecen como dos caras de la misma moneda, la neutralidad e imparcialidad de las organizaciones de ayuda se pone en juego. La desconfianza en organizaciones de ayuda humanitaria es cada vez mayor para la población siria, que no solo tiene que vérselas con las bombas de su propio gobierno sino también con las de las dos coaliciones formadas por once países.  Precisamente, la conferencia de donante de Siria está haciendo esto, dejando a las ONG que de dependen de financiación externa en una difícil elección.

“Nunca antes se había recaudado tanto dinero en un solo día”, se mostraba orgulloso el Secretario General de la ONU. En la conferencia se ha comprometido con más de 10.000 millones de dólares para ayudar a la población siria y a los refugiados por el conflicto. Mientras tanto, en Siria se han roto los procesos iniciales de diálogo entre el Gobierno de Damasco y las fuerzas rebeldes sirias. “Todas las partes del conflicto están cometiendo abusos contra los derechos humanos a una escala y depravación alarmantes”, Ban Ki-moon. Llevar la esperanza a Siria va a ser difícil.

lunes, 8 de febrero de 2016

Para Comenzar...

Dicen que los comienzos son difíciles… vamos a admitir que comenzar es menos fácil que el resto del proceso, pero que como todo en la vida e inevitablemente en la gestión, si se quiere llegar a algo por algún lado se debe empezar.

Cuentan por ahí, que a inicios del siglo XX, durante plena guerra mundial, Churchill citó algo parecido a “mejorar es cambiar, así que para ser perfecto hay que haber cambiado a menudo”. Si esto es cierto, actualmente deberíamos estar llegando al punto previo a la perfección, especialmente en la salud pública, porque ya no nos alcanzan los dedos de todas las extremidades para contar los cambios que ha tenido a través de la historia.

Y entonces deberíamos decir que tenemos la perfecta salud pública y la mejor gestión de todos los tiempos  ¿o no? Particularmente con nuestros dirigentes, la forma en que se manifiesta la sociedad, nuestras relaciones, la globalización, el poder y todas esas cosas de las que les hablan a los estudiantes en las universidades, facultades y escuelas de salud pública. Pues ya que comenzamos con la frase de un gran político, sigamos con la de otro, Benjamin Franklin, quien decía “no se debe vender la [salud] para comprar riqueza, ni libertad para comprar poder” y efectivamente eso es lo que pasa en la actualidad, en todos los países y sistemas, la salud y la libertad son “sagradas” e intocables. En todo el mundo, tenemos la mejor gestión nunca antes vista... 

Pues de esto se trata, de hablar del “cambio” y del “en cambio”, de lo que se transforma y lo que se opone en la gestión sanitaria, en la salud pública. Se trata de discutir qué hay de diferente en los últimos años en ese mundo para algunos lejano de “la gestión”,  de cuestionarse si la forma en que se gestiona la salud es acorde con la realidad de las sociedades. Sí de laS sociedadES, diversas, plurales, multiculturales, raras, o como quieran llamarles, pero de las sociedades que integran nuestro planeta. 

Esperamos que el trasegar de nuestras entradas sea "transformador" para aquellos que piensan en-cambio pues como citaba Ernesto Sábato en La Resistencia nada de lo que fue vuelve a ser, y las cosas y los hombres y los niños no son lo que fueron un día”…

Frases originales: 

Sell not virtue to purchase wealth, nor Liberty to purchase power. Benjamin Franklin. 
To improve is to change, so to be perfect is to have changed often. Winston Churchill.