martes, 29 de marzo de 2016

DE LA FLAUTA AL QUIRÓFANO
(Divagando sobre la idea y el principio de Justicia)


         Desde hace bastantes años comparto mis vacaciones de Semana Santa con un grupo de amigos. El grupo se formó cuando nuestros hijos eran pequeños y viajábamos en familia. Lógicamente, por la edad, sólo nos hemos quedado los progenitores. En las largas veladas rurales siempre surgen temas apasionantes de discusión. Es un auténtico placer reconciliarse con las palabras, los debates y las viejas tertulias en un mundo cada vez más virtual en donde no es difícil encontrar reuniones silenciosas de cuerpos presentes y almas tan alejadas como les permite la conexión de sus móviles.
         Este año me he llevado el magnífico libro de Amartya Sen La idea de la justicia[i] para profundizar un poco más en el tema que tanto me gustó cuando nos lo expuso Pepe Martín en la Escuela. Y casi como quien no quiere la cosa, en una tarde les lancé el problema de los tres niños y la flauta. Para refrescar la memoria lo recuerdo:
         Anne, Bob y Carla, tres niños, se disputan una flauta. Cada uno explica sus razones para poseerla: Anne aduce que es la única que sabe tocarla, Bob que es el más pobre y el único que no tiene juguetes y Carla que trabajó duramente para hacerla. ¿A qué niño darías tú la flauta?

         Nunca supuse que el tema diera tanto de sí. A pesar de que se expuso previamente que el problema no tenía una solución única y que lo que pretendía era ejemplificar que todas las razones eran legítimas pero trataban el problema desde perspectivas distintas, enseguida se formaron  bloques de utilitaristas, igualitaristas económicos y libertarios pragmáticos que trataban de convencer al resto de sus posturas. Medio en broma medio en serio nos hemos pasado los tres días con el tema recurrente de la justicia. En principio dos reflexiones iniciales: ¡Qué sensibles somos a este tema! y ¡Qué suerte vivir en sociedades donde al menos se puede plantear en libertad!...
         Pero no era mi intención hablar de la idea de la justicia entendida de forma pragmática como lo hace Sen en la identificación de la injusticia reparable y la actuación frente a ella. Ni tampoco comentar la teoría de la justicia de John Rawls[ii], que la concibe como posterior a la equidad y la encuadra dentro del enfoque del contrato social. No. Lo que realmente quería comentar, y que tiene una aplicación muy práctica en la gestión sanitaria es el principio de justicia, pilar fundamental de la Bioética.
         Si una atención sanitaria de calidad exige un buen uso de los recursos de financiación pública y, por tanto, limitados siempre, el principio ético de justicia consistiría en garantizar la igualdad de oportunidades y la equidad en este aspecto. Por equidad hay que entender la prestación de una atención diferencial en función de las necesidades particulares de cada grupo social atendiendo a especificaciones de género, clase social o grupo étnico, a través de la accesibilidad[iii].
         Hasta ahí todo correcto.

        Pero, retomando el ejemplo de la flauta y ya metidos de lleno en la gestión sanitaria, supongamos que en un determinado hospital tenemos a tres pacientes de características similares en cuanto a una determinada patología y situación clínica. Los tres necesitan una intervención urgente y sólo disponemos de un quirófano. Siguiendo el símil de la flauta los familiares del primero podrían alegar que éste es un famoso compositor musical de reconocido prestigio y status social y que hace una gran labor por su país. Los del segundo paciente reclamarían una atención prioritaria ya que son pobres y no han recibido ningún beneficio de la sociedad en su vida. Los del tercer paciente aducirían que su familiar es un esforzado trabajador desde mucho tiempo atrás y que siempre ha estado cotizando a la Seguridad Social para asegurarse precisamente el derecho a una atención sanitaria de calidad, la misma que ahora necesita…¿a qué paciente asignaríamos el quirófano?

         Siempre me gustaron los dilemas éticos. En mi cabeza se agolpan todas las ideas utilitaristas, igualitaristas y libertarias…y no sabría qué escoger. ¿Qué sería aquí equidad? ¿Fletamos un avión para que traten al compositor en una famosa clínica privada? ¿Mandamos al pobre al hospital de la beneficencia? ¿Atendemos prioritariamente al cotizante que cumple con los requisitos de la última reforma sanitaria? Además, si la calidad de nuestro hospital va a ser medida por la satisfacción de los usuarios y su entorno socio-familiar…¿no deberíamos tratar en primer lugar al famoso por la gran repercusión mediática que un retraso o fallo asistencial tendría en la opinión pública? O al contrario, ¿presumimos de equidad tratando al más desfavorecido del sistema aun a costa de privarnos de la utilidad del compositor? ¿Cómo satisfacemos las lógicas aspiraciones de los trabajadores que quieren hacer buen uso de un derecho garantizado por un seguro obligatorio del que no han podido autoexcluirse previamente? ¿Qué repercusiones políticas y sociales podrían derivarse de este caso?...

         Me imagino que a ninguno de mis lectores le gustaría hallarse en la piel del gerente de este hospital. Sin embargo creo que todos estarían encantados de participar en los debates del Comité de Ética Hospitalaria.
Ánimo. Quizá el año próximo…
           




[i] Sen Amartya,. La idea de la justicia. Madrid: Taurus, 2010
[ii] Rawls John. Teoría de la justicia. FCE, México, 1979
[iii] Gracia G. Como arqueros al blanco. Estudios de bioética. Madrid: Ed. Triacastela; 2004.

2 comentarios:

  1. Genial la forma que has trasladado la historia de la flauta al ámbito de la atención sanitaria. Me ha encantado el símil con el quirófano.

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  2. La verdad que la decision es muy complicada y que si lo llevamos a la vida real, imagino que lo sera aun mas. Aunque no se, hasta que punto esta reflexion que tanto me gusta y comparto contigo, se puede trasladar al dia dia de nuestras vidas personales y profesionales sin tener en cuenta que no todo es blanco ni negro, sino que por el contrario la diversidad de factores asociados a un hecho, puede variar nuestra decision final.
    En cualquier caso es un buen tema de discusion para reflexionar con una copa de vino en una larga noche entre camaradas.
    Felicidades por el articulo companero

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