Mucho
se ha discutido sobre si la salud debe ser o no un derecho fundamental,
particularmente en varias sociedades de América Latina, en donde se encuentra
una disidencia entre la concepción de salud como derecho y la de salud como
bien (por tanto con capacidad mercantil).
Colombia no ha sido la excepción, y desde hace más de dos décadas se ha
conceptualizado la salud bajo la lógica del mercado y se han alcanzado niveles
de salud nunca antes vistos. Además de todo los beneficios financieros que ha traído
han sido impresionantes, en especial para las Entidades “Promotoras” de salud
(EPS). Eso sí, algunos “inadaptados” a las “maravillas” del modelo (neoliberal)
comenzaron desde hace varios años a movilizarse para promulgar un cambio en
dicha visión, hacia uno que considerara la salud como derecho; también ha sido
el caso de la educación y otros “derechos fundamentales”, como lo argumentó el
Docente universitario Mario Hernández en su intervención en el Congreso de la
República de Colombia en 2011.
En su discurso, Hernández expone
que existe un debate constante y debemos comprender que se encuentra “en la
idea de derecho, y cómo se garantizan los derechos en una organización de
sistema (de salud o educación)”. Creo
que nuestra tarea consiste en pensar ¿cuál es nuestra idea de derecho? Y cómo
se materializa esto en la construcción de la sociedad, y por tanto de sus
diferentes sistemas.
Siempre existirán posiciones
ideológicas respecto a estos temas, respecto al debate del sistema en el que
nos encontramos, de los derechos y lo bienes; pero evidentemente en las
entrañas de un mundo altamente neoliberal, globalizado y en el que prima el
poder económico (y otros) antes que la democracia, los que opinan diferente son
encasillados como “guerrilleros” y otros apelativos que los aíslan y convierten
casi en tema tabú en el escenario académico y reuniones sociales. Nosotros, los
demás, los que seguimos al pie de la letra los preceptos del sistema observamos
de lejos sus apreciaciones, y en algunos casos aplaudimos sus logros; pero nunca
nos preguntamos qué hay detrás de las personas que movilizan el debate y el
cambio.
Pues aunque algunos dirán que hubiese sido más interesante,
pertinente o políticamente correcto profundizar sobre el debate de la salud, prefiero
dedicar las líneas que quedan a hablar sobre lo que pasa con ellos, los movilizadores de los
cambios, los que no tienen voz, o la tienen, pero… los callan. Si, suena
extraño, duro, pero es verdad, los
callan, ¿por qué? Por defender lo que consideran sus derechos, los
derechos humanos. Solo es necesario ver, a
propósito de las tan aclamadas negociaciones de paz en Colombia, la
cantidad de líderes amenazados o muertos en lo que lleva este año.
En este sentido me gustaría añadir una pregunta central en
consonancia con el debate previo: ¿es la vida un derecho? Aunque fue proclamado
como tal en 1948 en la declaración universal de derechos humanos,
la verdad es que ya tengo mis dudas al respecto, porque si fuese así se debería
respetar la vida de todos y todas independiente de su ideología y nadie debería
morir o ser amenazado de muerte por opinar diferente, sino todos deberíamos
estar rezando nuestras plegarias porque aunque sea en un detalle opinamos
diferente del otro, ¿o no?.
Pero bueno a todas estas ¿qué tiene que
ver esto con la salud y particularmente con la forma en que se gestiona?
Pues la verdad es que en países donde la voluntad política,
el poder económico, pero sobre todo la violencia imperan, es realmente
complicado ser proclive a los cambios sociales, a los cambios en salud, cambios como los expuestos por
Hernández y otra serie de actores sociales. ¿Cómo podemos gestionar la salud
que queremos si tenemos miedo? Sí miedo,
ese definido por la Real Academia de la lengua como “Angustia por un riesgo o daño real o imaginario”.
Y ¿por qué tenemos miedo? Porque el derecho a la vida no se respeta! Porque si
hablas te matan!. Y seamos sinceros, esto no pasa sólo en Colombia, Honduras o
Sudán con sus altos índices de violencia, esto pasa en gran parte de los
países, pero en la mayoría se hacen los de los oídos sordos, todos siempre nos
hacemos los de los oídos sordos…. Porque la
lógica del modelo en que vivimos nos indica que la naturaleza humana es el
egoísmo, el individualismo, no nos invita a que seamos solidarios ni interdependientes,
por tanto no nos debe importar lo que pasa con el otro, con el que se mueve,
con el que cree que la salud es un derecho, que la vida lo es.
En palabras coloquiales ¿quién va a querer posicionarse
y levantar su voz si sabe que al otro día no va a amanecer? Como le pasó a
Berta en Honduras por reclamar por “sus” tierras o aguas, que va a quedar privado de su libertad como le pasó a Leopoldo López … o por la sosobra que tienen muchos por
tratar de llevar a cabo cambios que tratan de beneficiar a todos, como el caso
del antes citado Mario Hernández y su lucha por la salud y la educación … como el caso de los millones de Latinoamericanos, de los miles de gestores, que quieren “hacer las cosas
bien”, de manera correcta, pero que no pueden porque tienen miedo que cualquiera
de estas cosas les suceda.
¿Cómo
podemos gestionar una salud diferente cuando se tiene esta presión encima? Creo
que debemos continuar con el compromiso de cambiar la salud, pero primero
debemos pronunciarnos en contra de las violaciones a los derechos humanos, en
contra de las amenazas a los líderes que movilizan el cambio, sea cual sea la
esfera, y luego continuar "luchando", opinando, movilizándose, pues como expone Hernández en otra entrevista “siempre [va a haber] una lucha por el derecho,
no es algo que se puso en una ley y se acabó, es algo que se materializa día a
día”.
Leyendo este post me he acordado de la pirámide de necesidades de Maslow y he dudado de la posición de la salud dentro de la misma. De abajo arriba las necesidades son: Fisiología, Seguridad, Afiliación, Reconocimiento y Autorrealización. Comprueba que la salud la sitúa en el segundo escalón junto a la seguridad física...
ResponderEliminarEs evidente que la vida es anterior a la salud y que es muy duro perder la vida por defender la salud. Algo está fallando evidentemente.
Saludos.